Hace un par de años hubo un golpe devastador para la “Ideología de Género”curiosamente en los países pioneros de esta teoría. El Consejo Nórdico de Ministros (Consejo Intergubernamental de Cooperación Nórdico: Noruega, Suecia, Finlandia, Dinamarca e Islandia) decidió cerrar el Instituto de género nórdico NIKK, situado en Oslo.
NIKK había sido el promotor de la “Ideología de Género” y proporcionaba la base “científica” a las políticas sociales y educativas que, a partir de 1970, contribuía a que los países nórdicos fueran más “sensibles al género”. La decisión de cerrar el Instituto fue tomada después de que la televisión estatal noruega emitiera un documental en el que se expone el carácter absolutamente anticientífico de la NIKK y su “investigación”.El productor de estos documentales es Harald Eia, un presentador noruego que trabaja de forma similar a Jordi Évole en España, y que ha adquirido cierta popularidad en Noruega. Eia, que también tiene una licenciatura en ciencias sociales, estaba intrigado por el hecho de que, a pesar de todos los esfuerzos de los políticos e ingenieros sociales para eliminar los “estereotipos de género“, las chicas seguían optando por profesiones “femeninas” (por ejemplo, enfermeras, profesoras, etc), mientras que los chicos seguían siendo atraídos por“carreras masculinas” (por ejemplo, la de ingenieros, técnicos, trabajadores de la construcción, etc.). Las políticas de “igualdad de género” aplicadas desde hace décadas, en vez de ayudar, habían hecho que la tendencia fuese incluso más acentuada.
En su documental, Eia realiza algunas preguntas inocentes a los principales investigadores y científicos de la NIKK. Luego transmite las respuestas a los científicos del mundo, sobre todo Reino Unido y EE.UU., lo que provoca risas e incredulidad entre la comunidad científica internacional, porque esta ideología no viene apoyada por ninguna investigación empírica. Eia, después de filmar esas reacciones, regresa a Oslo, y se las muestra a los investigadores de NIKK que se quedan sin habla, totalmente incapaces de defender sus teorías.
La falsedad de la “ideología de género” quedó en evidencia y dejó en ridículo al Instituto ante la audiencia televisiva. Los ciudadanos nórdicos empezaron a preguntarse por qué era necesario financiar con 56 millones de euros de los contribuyentes una ideología basada en una “investigación” que no tenía ninguna credencial científica, así que retiraron la financiación al instituto. En el año 2103, se creó otro instituto a Suecia con un nombre parecido NiKK Información de género, con funciones meramente informativas de noticias sobre género.
En conclusión, unas pocas preguntas inocentes fueron suficientes para desmontar el mito de la ideología de género en una TV noruega. Esperemos que se aprenda la lección en otros países, empezando por España, la UE y la ONU, donde esta ideología domina las estrategias políticas de igualdadentre hombres y mujeres, en lugar de partir de las diferencias entre sexos, de su complementariedad y sinergias y, sobre ellas, construir sociedades más humanas, más ricas y más sostenibles.
Nuria Chinchilla.