Para todos, el espíritu santo es una clara representación de Dios. Oramos para poder reunirnos con nuestro creador, para pedir por nuestros seres queridos, que se nos conceda aquello que buscamos y vivamos en paz. La conexión con el señor es algo que debemos fortalecer para ser dichosos. Por eso, aquí te mostramos ven espíritu santo oración, una poderosa oración para volver a conectarnos con Dios.
Índice de contenidos
La oración ven espíritu santo, para volver a sentir fe
En ocasiones, por diversos motivos, nuestra fe se ve opacada y nos apartamos de Dios. Nos olvidamos que, sin él, son muchos los obstáculos que no podremos superar, que nuestra existencia se reduce a algo banal, sin razón. Fuimos creados a imagen y semejanza de Dios nuestro señor, se nos dio vida para experimentar los placeres de la misma, sus gustos, la realización por el cumplimiento de nuestros objetivos y logros.
Aquí te mostramos, para volver a conectarte con Dios, sentir su presencia y renovar tu fe, para que quienes te rodean también puedan reunirse con Dios, la oración ven espíritu santo:
“Ven, Espíritu Santo,
Llena los corazones de tus fielesy enciende en ellos
el fuego de tu amor.
Envía, Señor, tu Espíritu.
Que renueve la faz de la Tierra.
Oración:
Oh Dios,
que llenaste los corazones de tus
fieles con la luz del Espíritu
Santo; concédenos que,
guiados por el mismo Espíritu,
sintamos con rectitud y
gocemos siempre de tu consuelo.
Por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.“
Si quieres conocer más oraciones para el espíritu santo, te invitamos a leer la oración poderosa del espíritu santo para fortalecer el espíritu.
¿Quién es el espíritu santo?
Durante mucho tiempo hemos escuchado acerca del espíritu santo y su poder. Hemos orado a esta figura, que no podemos observar, que solo podemos sentir. Sin embargo, con la lectura de la biblia, con lo que hemos escuchado, hemos interpretado que se trata de una persona, alguien que cuida de nosotros y nos provee fuerzas para aquellos desafíos que enfrentamos en nuestras vidas.
Si bien no estamos tan errados cuando interpretamos que se trata de alguien, en realidad se trata de algo. Este algo, es parte de Dios. Cuando se habla del espíritu santo, en la Biblia, podemos observar que se trata de varias cosas, pero siempre haciendo alusión a la fuerza de Dios o su energía. En el momento en que oramos a Dios y pedimos por familiares, amigos, conocidos y por nosotros mismos, sentimos cierta fortaleza que antes no teníamos. También, notamos que ocurren cosas que no pensamos que sucederían.
De forma sencilla, el espíritu santo es la energía o la fuerza de Dios nuestro señor. En la Santa Biblia, el término “espíritu” viene de dos elementos: rúaj (en hebreo) y pnéuma (en Grecia). Estos hacen referencia al alcance de Dios, a su espíritu santo, energía que vela para que se haga su voluntad.
El espíritu santo, según la biblia
Según las sagradas escrituras, el espíritu santo se asemeja a las manos, los dedos o el aliento de Dios, nuestro creador. Es decir, como si de las manos de un obrero se tratase, este espíritu no actúa por sí mismo, sino cuando Dios lo decide. El espíritu santo fue empleado para hacer lo siguiente:
- Crear el universo.
- Hacer la biblia.
- Para que los siervos de la antigüedad pudieran predicar y hacer milagros.
- Para que las personas que lo obedecen muestren buenas cualidades.
La biblia también compara al espíritu santo con el agua y lo relaciona con la fe y el conocimiento. Todo esto da a entender que la biblia, aunque en algunas partes de ella se expresa del espíritu santo como si se tratara de otro ser, en realidad se trata solo de algo invisible. Se trata de algo que no podemos ver, que no podemos tocar, pero que produce efectos visibles.
Algunos conceptos errados sobre el espíritu santo
Debido a la forma en la que la biblia se expresa del espíritu santo, hay una serie de conceptos que las personas asumen como ciertos, según lo que comprenden del texto. Sin embargo, esto no es así y por eso aquí te mostramos algunos conceptos errados que algunas personas tienen sobre el espíritu santo, tras leer sobre él en algunas versiones de la biblia:
- El espíritu santo se representa como una persona y que es parte de la Divina Trinidad. En Juan se entiende esto, más específicamente en 5:7, 8 con versiones de la Biblia, como la Torres Amat y la Reina-Valera.
Explicación: La versión Torres Amat dice en Juan 5:7, 8 lo siguiente:
“Tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son una misma cosa. Y tres, son los que dan testimonio en la tierra”.
Algunos importantes investigadores descubrieron que el apóstol Juan en realidad no escribió esas palabras y que, por lo tanto, no deberían estar en la Biblia.
- Las Sagradas Escrituras se refieren al Espíritu Santo como una persona, por lógica, debe serlo entonces
Explicación: En la biblia, en ocasiones, se habla del espíritu santo como si fuera una persona, sin embargo, esto no implica que lo sea. Lo mismo ocurre con la sabiduría, la muerte y el pecado en Proverbios 1:20 y en Romanos 5:17, 21. Por ejemplo, el pecado es descrito en la biblia como alguien codicioso, seductor y asesino, concretamente en Mateo 11:19; Lucas 7:35 y en Romanos 7:8, 11. Sin embargo, es bien sabido que no se trata de una persona.
- El bautismo se realiza en el nombre del espíritu santo. Entonces el espíritu debe ser una persona.
Explicación: La biblia, a veces, emplea la frase “en nombre de” y lo hace para indicar que se realiza algo con la autoridad que se le ha dado. No obstante, solemos usar esta frase en distintos contextos, por ejemplo, “en nombre de la ley”; esto no quiere decir que la ley es una persona, solo se trata de algo que rige y regula el comportamiento de las personas en la sociedad.
- Los apóstoles y los discípulos de Jesús creían que el espíritu santo es una persona.
Explicación: Esto no es cierto, no es algo que tenga un respaldo en la biblia o en la historia, pues en ningún lado se menciona. Citamos entonces lo que dice la Encyclopædia Britannica:
“La doctrina de que el Espíritu Santo era una persona distinta y de naturaleza divina […] se definió en el Concilio de Constantinopla en el año 381 después de Cristo”.
Ese concilio que menciona, fue celebrado más de dos siglos y medio después de la muerte del último apóstol. Por lo tanto, es falso.