Un poema romántico

[su_box title=”Un poema romántico” box_color=”#ffcccc” title_color=”#efa43b”]Hay mujeres y hombres que pertenecen a la especie de corazón blindado. Son los que se resisten al amor, a ser seducidos, a rendirse a ti, a él, a mí; son los que se niegan a ser conducidos con toda clase de bellas palabras a los labios del pretendiente. Los corazones blindados son seres salvajes y al mismo tiempo luminosos. Pero su brillo no es torpe, mucho menos gratuito, es caprichoso y duro; se reservan sólo para aquellos que, como ellos, buscan la independencia como único destino del amor. No es que le tengan miedo, sino que aspiran a algo que el amor no es capaz de ofrecerles. Los corazones blindados son los que rompen los corazones de los amantes ingenuos y los dispersan a través del violento vendaval que es el destino. Mujeres fatales o caballeros oscuros que viajan por la vida a su propio ritmo y bajo sus propias leyes.[/su_box]

Índice de contenidos

Un poema romántico

“El futuro”
Julio Cortázar

Y sé muy bien que no estarás.

No estarás en la calle,

en el murmullo que brota de noche

de los postes de alumbrado,

ni en el gesto de elegir el menú,

ni en la sonrisa que alivia

los completos de los subtes,

ni en los libros prestados

ni en el hasta mañana.

No estarás en mis sueños,

en el destino original

de mis palabras,

ni en una cifra telefónica estarás

o en el color de un par de guantes

o una blusa.

Me enojaré, amor mío,

sin que sea por ti,

y compraré bombones

pero no para ti,

me pararé en la esquina

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a la que no vendrás,

y diré las palabras que se dicen

y comeré las cosas que se comen

y soñaré las cosas que se sueñan

y sé muy bien que no estarás,

ni aquí adentro, la cárcel

donde aún te retengo,

ni allí fuera, este río de calles

y de puentes.

No estarás para nada,

no serás ni recuerdo,

y cuando piense en ti

pensaré un pensamiento

que oscuramente

trata de acordarse de ti.

Viceversa – Mario Benedetti

Tengo miedo de verte

necesidad de verte

esperanza de verte

desazones de verte

tengo ganas de hallarte

preocupación de hallarte

certidumbre de hallarte

pobres dudas de hallarte

tengo urgencia de oírte

alegría de oírte

buena suerte de oírte

y temores de oírte

o sea

resumiendo

estoy jodido

y radiante

quizá más lo primero

que lo segundo

y también

viceversa.

“Poema XVIII” – Pablo Neruda

Aquí te amo.

En los oscuros pinos se desenreda el viento.

Fosforece la luna sobre las aguas errantes.

Andan días iguales persiguiéndose.

Se desciñe la niebla en danzantes figuras.

Una gaviota de plata se descuelga del ocaso.

A veces una vela. Altas, altas estrellas.

O la cruz negra de un barco.

Solo.

A veces amanezco, y hasta mi alma está húmeda.

Suena, resuena el mar lejano.

Este es un puerto.

Aquí te amo.

Aquí te amo y en vano te oculta el horizonte.

Te estoy amando aún entre estas frías cosas.

A veces van mis besos en esos barcos graves,

que corren por el mar hacia donde no llegan.

Ya me veo olvidado como estas viejas anclas.

Son más tristes los muelles cuando atraca la tarde.

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Se fatiga mi vida inútilmente hambrienta.

Amo lo que no tengo. Estás tú tan distante.

Mi hastío forcejea con los lentos crepúsculos.

Pero la noche llega y comienza a cantarme.

La luna hace girar su rodaje de sueño.

Me miran con tus ojos las estrellas más grandes.

Y como yo te amo, los pinos en el viento, quieren cantar tu nombre con sus hojas de alambre

“Amor eterno” – Gustavo Adolfo Bécquer

Podrá nublarse el sol eternamente;

Podrá secarse en un instante el mar;

Podrá romperse el eje de la tierra

Como un débil cristal.

¡todo sucederá! Podrá la muerte

Cubrirme con su fúnebre crespón;

Pero jamás en mí podrá apagarse

La llama de tu amor.

“Soñé que tú me llevabas” – Antonio Machado

Soñé que tú me llevabas

por una blanca vereda,

en medio del campo verde,

hacia el azul de las sierras,

hacia los montes azules,

una mañana serena.

Sentí tu mano en la mía,

tu mano de compañera,

tu voz de niña en mi oído

como una campana nueva,

como una campana virgen

de un alba de primavera.

¡Eran tu voz y tu mano,

en sueños, tan verdaderas!…

Vive, esperanza, ¡quién sabe

lo que se traga la tierra!

“Absoluto amor” – Efraín Huerta

Como una limpia mañana de besos morenos

cuando las plumas de la aurora comenzaron

a marcar iniciales en el cielo. Como recta

caída y amanecer perfecto.

Amada inmensa

como un violeta de cobalto puro

y la palabra clara del deseo.

Gota de anís en el crepúsculo

te amo con aquella esperanza del suicida poeta

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que se meció en el mar

con la más grande de las perezas románticas.

Te miro así

como mirarían las violetas una mañana

ahogada en un rocío de recuerdos.

Es la primera vez que un absoluto amor de oro

hace rumbo en mis venas.

Así lo creo te amo

y un orgullo de plata me corre por el cuerpo.

Vídeos de un poema romántico

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