Estamos acostumbrados a decir “Estoy satisfecho”, pero ¿alguien sabe lo que eso significa realmente? Un nuevo estudio encontró que lo que señala el apetito y le dice a nuestro cuerpo que deje de comer es algo diferente de lo que se pensaba.
Según investigadores de la Universidad de California San Francisco en los Estados Unidos, el alargamiento intestinal juega un papel importante en la señalización de que estamos “llenos”.
Estudiando el apetito
Las neuronas sensoriales del intestino ya habían sido clasificadas en tres tipos: terminaciones mucosas, arreglos laminares intraganglionares (IGLEs) y arreglos intramusculares. Sin embargo, se sabía poco sobre el diseño y la función de cada tipo.
Según el análisis, el nervio vago es la principal vía neuronal que transmite información desde el intestino al cerebro, pero las identidades y funciones de las neuronas específicas que están enviando estas señales todavía no se han entendido bien.
Los investigadores estimularon estas diferentes neuronas sensoriales en ratas mientras comían, probando para ver qué desencadenante las detendría. La primera prueba se realizó en las terminaciones de la mucosa, que controlan el apetito y detectan las hormonas relacionadas con el hambre.
Los estudiosos se sorprendieron al ver que la estimulación de estas neuronas no afectaba la alimentación de los ratones. Sin embargo, cuando se estimularon los IGLEs, responsables de detectar el estiramiento en el intestino, las ratas dejaron de comer por completo.
¿Por qué es importante?
El apetito y el hambre son los que nos llevan a comer. Con tanta gente buscando maneras de controlar sus sentimientos y detener sus deseos, es importante averiguar qué es lo que afecta nuestro deseo de comer.
Estudios como este también pueden proporcionar nuevas pistas para el tratamiento de la obesidad. Los resultados de la investigación también muestran por qué la cirugía bariátrica es tan efectiva: por qué un intestino más pequeño conduce a un estiramiento más rápido del órgano.
Próximos pasos para saber quién controla nuestro apetito
Los resultados de este estudio permitieron a los investigadores crear un mapa más actualizado de cómo funciona el intestino, describiendo cómo los tipos de células vagales influyen en el tracto gastrointestinal, afectando tanto el apetito como el hambre. Ahora sabemos que la activación de los sensores de elongación vagal es una forma poderosa de bloquear la alimentación.
Sin embargo, se necesita más investigación para averiguar qué es lo que específicamente activa estos sensores cuando estamos comiendo.